A mi dadme una noche de primavera, y un concierto al aire libre (y gratis, que todo hay que decirlo) y soy el tipo más feliz sobre la tierra. Si además la música es buena, y la compañía mejor…
Este fin de semana se ha celebrado el evento, ya que no festival «Distrito Mestizo» enmarcado dentro de las fiestas de San Isidro (el tema de como el ajuntamiento de esta ciudad aprovecha eventos independientes para darse el pisto es otro tema). Era quizas el menos importante de los tres eventos que se anunciaban juntitos, a saber: Cultura Urbana 06, Universimad, y el que nos ocupa. Pero sin duda ha sido el más popular, el más abierto y simpático, el menos comercializado… vamos, el mejor.
Tanto en Lavapies como en Tetuán se han celebrado viernes y sabado una serie de conciertos al aire libre. Anbos días, he estado en Tetuán. Basicamente porque conocía a algunos grupos de los que tocaban y quería verlos. Así que el viernes llegué tarde al concierto de Fritanga (hay que decir que los horarios se cumplieron estrictamente) y estuve saltando, y gritando durante la hora y cuarto en que los cada vez más swingueros «No Reply» estuvieron dando caña a las personas congregadas en la Plaza de la Remonta. A continuación, «Terrafolk», un cuarteto alemán de folkloristas superacelerados propusieron un fin de fiesta clásico, alegre y borrachín (su vikinguisima visión de Mozart debe ser coreada con jarras y cuernos de cerveza).
Al día siguiente, «Alameda Dosoulna» y Eliades Ochoa eran nuestros objetivos. Y como el viernes, nos perdimos el primero. Pero el concierto del cubano, en una plaza con mucha más gente que la jornada anterior nos borro cualquier rastro de pena o tristeza. Durante hora y media no pudimos parar de bailar son, salsa y merengue. No pudimos parar de reirnos y disfrutar de uno de los conciertos más increibles de los últimos tiempos. Las piernas se nos iban solas detras del ritmo, y la sangre se nos aceleraba con la música y el baile.
A las doce y diez de la noche terminó oficialmente el Distrito Mestizo, y arrastramos nuestras piernas doloridas y nuestras gargantas sedientas hasta el bar más cercano, mientras un grupo de persusión iniciaba la batucada en el centro de la plaza.
Apenas tengo más que añadir. Espero que se repita el año que viene…