Hace algún tiempo le decía a Quique que era una pena que ya no se pudiera ver a Los Enemigos en concierto. Y ahora van, y veinte años después del Ferpectamente se reunen de nuevo para hacer una alocada gira de celebración. Dentro de esta gira tres han sido los conciertos en Madrid. Dos días seguidos en la sala Moby Dick, y una el Martes 5 en El Sol. Sala que se llenó, se abarrotó más bien, para recibir a Josele, Artemio y Fino, tres tipos que no tienen nada de enemigos.
Cada uno de ellos asumió un rol en la entrañable actuación, y no me refiero a que uno toque la batería, otro el bajo y el tercero cante y toque la guitarra, sino a su complicidad con el público (Artemio), a su inconformidad con el sonido (Josele), a su esfuerzo por hacer de esa noche un homenaje inolvidable (Fino).
Los temas se fueron desgranando, mezclando los primeros acústicos propios con clásicos muy clásicos del Rock’n’Roll. Pero sin duda los temas más esperados, más coreados (aparte del cumpleaños feliz -cuanta originalidad- que los asistentes le dedicaron a la banda) fueron sus primeras creaciones con Josele cantando. Florinda, Donde, La Paella, y sobre todo Fuagrás.
Escuchando los temas del «Ferpectamente» junto a las versiones que hacían, que en teoria eran las que solían tocar en los conciertos de la época, te das cuenta de que el sonido de ese disco primerizo bebia directamente del sonido del Rock’N Roll y el soul de los 50’s y 60’s, porque menudas versiones que se marcaron, y con que clase: «Walking the Dog» de Rufus Thomas, «Rockin’ Pneumonia nd the Boogie Woogie Flu» de Huey Smith, Chuck Berry y muchos clasicazos más, y si los mezclamos con esas fantásticas instrumentales que salpican aquel primer disco de los enemigos, que suenan a surf y psicodelia 60’s, te trasladas directamente a otros tiempos, en los que la música se vivia de otra manera y los músicos daban importancia a sus raices. Snif, snif, … creo que me estoy haciendo viejo….
Tras el bis, el momento de Artemio: por lo que ellos mismos dijeron, parece que Artemio, el bateria, nunca tocó en directo los dos únicos temas que canta con su voz tan característica y que suponen momento más entrañable del concierto. Gabrielle y Juan Valdés sonaron igual de divertidas que en el disco.
Pues que más decir, emotivo, impresionante, divertido y con pena por saber que no podremos volver a verles más (a menos que hagan una gira del 20 aniversario de cada uno de sus discos!!)